
Barroco Tropical: Herencias Generacionales es una serie fotográfica compuesta por más de 40 retratos de familias que han heredado un oficio de geneneracion en generacion. Tras una investigación desarrollada entre Colombia y México las fotografías indagan sobre las herencias que se transmite de manera intergeneracional y que continúan vivas en Latinoamérica, oficios únicos y exclusivos en ciertas regiones. Es un sentido homenaje de carácter colaborativo y participativo, a la cual se han vinculado muchas personas de diferentes oficios, no solo están los retratos, sino los escritores que analizan desde diversas disciplinas de las ciencias sociales las tradiciones que va enmarcando el proyecto.
Susan Sontag, Sobre la Fotografía.
La llegada del barroco a América la podemos ver casi como otra conquista por parte de los europeos en territorio indígena. Esta estética exuberante de las clases privilegiadas y religiosas, se encargó de entrar en lo más hondo de la espiritualidad y pensamiento indígena, su naturaleza ostentosa y desbordante en la arquitectura, música, literatura y escultura, fue el puente perfecto para enriquecer mucho más su origen, dándole una nueva identidad cultural a Latinoamérica. El siglo XVI, conocido como el “Siglo de las Colonias” abre trecho a una modernización de las ideas, dejando a un lado los ideales clásicos. De la fascinación por la belleza irregular e inexacta nació el espíritu rebelde del barroco.
Partiendo de este breve contexto, Barroco Tropical, es una muestra fotográfica donde Liliana Correa se encarga de fusionar dos conceptos que, por medio de la investigación, los procesos históricos y tradicionales de los objetos, la etnografía y el retrato, dan forma a una valoración de la imagen, se hila una historia que se cuenta desde oficios intergeneracionales entre familias, como son los agricultores, los conductores de chivas, los carniceros en San Jerónimo, Antioquia; la banda municipal de los hermanos Mafla en Riosucio, Caldas; la comunidad Kamëntsá, en el Sibundoy, Putumayo, con las artesanas de chaquiras; los silleteros de Santa Elena; los panaderos de San Cristóbal y los médicos tradicionales de Valparaíso, Antioquia. Este rico panorama enmarca toda una iconografía que cuenta su historia, objetos y herramientas que intentan crear la narrativa de un trabajo heredado, convertido en patrimonio inmaterial y que claramente la sociedad moderna amenaza con extinguirlos para darle paso a un capitalismo controlado por la economía. Esta muestra se encarga de hacer una rigurosa, pero pertinente investigación por medio de la fotografía, para conectarnos con labores generacionales en latinoamérica.
Curador Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá




El Jaibaná, quien ayer fuera el cacique, hoy la sabiduría le ha dado un halo de anciano, de tonguero o curandero del pueblo indígena Embera Chamí. Así se reconoce a don Bernardo Tascón Tamaní quien tiene en sus manos y en su alma un saber que le vino de los ancestros el cual, sin duda, será heredado por su hijo Arnulfo Tascón quien no alcanza a entender que pueda ser más inteligente un computador, o un misil, que el indio en su selva. Como tampoco quiere saber que los derroteros de la humanidad los lideren los que tiene más fuerza física o más dinero poseen cuando él, con un arco, un lazo, una cerbatana -bodoquera una ingeniosa trampa de cacería, es capaz de domeñar su altivo entorno.













Una mirada convencional al mundo de los oficios reposa en la reiteración de ciertos tropos. Tradición y autenticidad son los primeros. La antropología ha contribuido sustantivamente a la reificación de los mismos más allá de la historia, una empresa que ha sido potencializada al máximo por la maquinaria de lo patrimonial. Las consecuencias de este tipo de operaciones son evidentes: buscar la autenticidad y las esencias a pesar de que la naturaleza de “lo popular” enfatiza precisamente en la apropiación, el cambio y la repetición.
Este proyecto fotográfico de Liliana Correa R. da cuenta de una aproximación diferente pues parte de una intervención directa sobre las formas de representación de ciertas formas de trabajo que persisten gracias, precisamente, a su capacidad de adaptación a las lógicas del capitalismo tardío. Las familias retratadas expresan un ethos laboral claramente definido, mismo que parte de su conexión inmediata con el sistema de producción de ciertos objetos o vínculos con lo agrícola que reposa centralmente en la activación de relaciones de parentesco. Al ser embelesados mediante tecnologías de reproducción digital, estas nuevas formas de archivos familiares, dan cuenta de las mutaciones y tensiones a las que ciertos oficios se enfrentan cotidianamente. Al mismo tiempo, lo digital es usado creativamente mediante la infinita capacidad de la duplicación.
En un mundo en el que convivimos cotidianamente con copias, este proyecto dignifica a los sujetos retratados mediante la reproductibilidad de las formas generadas con sus propias manos, instrumentos y tecnologías. En lugar de apelar a la nostalgia de formas prácticamente desaparecidas –como, por ejemplo, la fotografía retocada—la intervención digital construida como una réplica caleidoscópica ilustra las múltiples posibilidades que se abren para honrar vidas y familias en cuyo trabajo reposan prácticas comerciales, de intercambio y de negociación de valor en una u otra sociedad.
Este proyecto es un argumento poderoso sobre las posibilidades auráticas de lo digital a la vez que permite, efectivamente, honrar a los sujetos retratados en México y Colombia al intentar penetrar en la complejidad de sus vidas y la propia estética que esta serie fotográfica encierra. Los retratos se transforman frente a nuestros ojos en objetos sensuales.
Antropólogo Visual






CARTONEROS

Familia Bobadilla
Ángel, Juan Manuel y Javier Bobadilla lideran desde hace mas de 20 años una de las quemas de Judas más tradicionales de la Ciudad de México: la del Barrio del Niño Jesús, en el Centro de Tlalpan.




Familia Rámirez Gómez
Ramón Ramírez López y su familia, abrieron las puertas de su casa y de su corazón para dejarme conocer una memorable tradición hasta ahora descubierta para mi. Él y su familia han mantenido la tradición y la popularidad de la cera escamada con cerca de 150 años en Salamanca, Guanajuato; van ya cuatro generaciones de persistencia en el oficio de la Cerería.




Familia Shimizu K.
Museo del Juguete, Ciudad de México.
Esta familia llego a México, desde Japón, y desde hace tres generaciones se dedican a coleccionar juguetes mexicanos, entre otros múltiples objetos.

CIRQUEROS

Familia Morales
El Bibis dejó su legado a su hijo, y hoy su familia pervive en el circo itinerante de KIKO, un espectáculo lleno de risas, malabares, ilusión y audacia.


